“No se logra ser reconocido en el mercado de un día para el otro”

Entrevistas

   Domingo, 25 de Mayo de 2014

Emprendedora. Cecilia Fadul encontró en los tejidos artesanales una opción de negocio.

Estudió Arquitectura, pero se inclinó por el diseño relacionado con la costura porque era algo que le gustaba desde niña. Y era Arquitectura, en el momento que le tocó estudiar, la carrera que más se relacionaba con el diseño. Siempre le gustaron los tejidos pero luego se enfocó en los tejidos artesanales nacionales porque le posibilitaba hacer productos únicos y diferenciados. Hace 32 años comenzó el negocio de los tejidos artesanales con mantelería y observó que nuestros tejidos permiten hacer desde ropa de cama hasta prendas de vestir, y le gustó el desafío de innovar e incursionar en un nicho de mercado aún verde.

–¿Fue difícil el proceso para formar el negocio?

–Los inicios no fueron duros porque cuando comencé, cuando una persona empezaba a trabajar tenía una meta a corto, mediano y largo plazo. Es diferente a los que hoy empiezan a trabajar que tienen metas a corto plazo. Hoy, la gente a corto plazo quiere abrir el negocio, ser famoso y ganar un montón de plata, y eso no se puede; es un proceso durante el cual uno va tomando experiencia.

–¿Cómo fue creciendo?

–Yo fui creciendo en la medida que mis posibilidades físicas, económicas y mis conocimientos me permitían. Creo que hoy, aunque las metas y las formas de trabajar sean distintas, si una persona quiere armar un negocio como este puede, sobre todo, una mujer; es un negocio que le permite tener una muy buena calidad de vida pero como cualquier otro negocio hay que dedicarle tiempo.

–¿Qué satisfacciones le dio su profesión?

–Tuve más satisfacciones que contratiempos. Los contratiempos existen en la vida personal y profesional siempre, pero trato de enfocarme más en las cosas positivas que en las negativas porque las positivas son siempre las que nos hacen crecer, las negativas nos hunden y no vale la pena detenerse en ellas más que tomarlas como experiencia.

–¿Qué rescata de esta experiencia?

–Que tuve la satisfacción de tratar con toda clase de gente. Para son todos iguales: el que borda, el que compra, el que transporta; para es importante vender a una personalidad ilustre que a una persona común porque lo interesante es que quien reciba, valore y admire mi trabajo porque presupone muchas horas de trabajo de parte de los artesanos; esto es una cadena donde trabaja muchísima gente y yo soy simplemente la cara visible de la cadena.

–¿Qué significó para usted que el Papa haya utilizado un mantel con su marca?

–Indudablemente, de todo lo que me ha sucedido, la satisfacción más grande es haber visto el mantel en el altar del Papa, porque eso no significa solamente que al Papa le gustó, sino que quiso de alguna manera honrarnos. Hay que tener en cuenta que él recibe muchos regalos de todas partes del mundo y quiso ponerle a Paraguay en el altar. Para fue una satisfacción enorme como paraguaya, como profesional. Y le agradezco infinitamente al presidente Cartes que haya sido él quien le llevó porque nosotros podemos hacer los mejores trabajos, pero necesitamos un último canal que lo lleve y lo deje en el lugar.

–¿Qué sugiere a los que empiezan a perseguir un sueño profesional?

–Que estudien porque la formación es muy importante; que hagan su trabajo con dedicación, pasión y responsabilidad que el éxito viene por añadidura. No se puede ganar un millón de dólares ni ser reconocido en el mercado de un día para el otro, porque lo que crece como la espuma baja como la espuma también.

–¿Fue difícil conjugar los roles de profesional, madre esposa?

–Esa es una ecuación que hay que resolver todos los días porque cada día es distinta; es difícil, a veces es más complicado pero no es imposible, y hay que tener en cuenta que es una ecuación que tienen que resolver las mujeres que trabajan todos los días, no así los hombres: eso hace la empleada doméstica, la empleada de un negocio, la que es gerente, directora de empresa… A no se me complicó tanto porque tuve a mi favor algo que muy poca gente tiene: yo trabajo frente a mi casa, cruzo la calle y estoy en mi casa, y pude almorzar con mis hijos, enseñarles cuando tenían exámenes, pude llevarlos a alguna parte.

–¿Cuál considera el mayor éxito en su vida?

–Para el éxito más grande en la vida reside en cómo salgan los hijos, después viene todo lo demás, porque uno puede alcanzar el éxito profesional, pero si se presentan problemas con los hijos es como que no se termina de saborear. Y siempre los padres se sienten culpables, a pesar de que estoy segura de que no siempre lo son, pero es imposible que un hijo fracase y que el padre no se sienta culpable. Por eso agradezco todos los días que nuestros 4 hijos hayan salido bien, pero tuve mucho apoyo de mi marido; el trabajo fue de los dos.

–¿Uno de sus hijos se perfila para acompañarla en el negocio?

–No por el momento. Mi mamá hacía muebles de fabricación y de estilo de madera tallada y cuero repujado; trabajé con ella unos años y después quiso dejarme el negocio y como no quise, ella no me presionó. Creo que hoy tengo que repetir la historia porque si a ella le fue bien, a también me irá bien; entonces, tengo que dejar que cada uno siga su camino y hacer lo que quiera.

–¿Hay una frase que encierre su filosofía de vida?

–“La inteligencia sin voluntad es como un pájaro sin alas”. Siempre le digo a mis hijos: “No pienses que porque sos inteligente y porque te fuiste a la universidad ya tenés resuelta la vida, porque la inteligencia sin voluntad es como un pájaro sin alas”.

–¿Cuál es el logro que más le llena?

–Haber acertado en la elección profesional y poderla conjugar con el rol de madre, porque nunca tuve que dejar de lado ninguno de los dos roles.

–¿Cómo aprovecha su tiempo libre?

–Cuando dejás de ocuparte de tus hijos, te ocupás un poco más de tus padres, de tus suegros, luego llegan los nietos. Te quedás en la casa o tenés más tiempo para tu pareja, pero siempre hay actividades y cosas para hacer.

–¿Cómo ve el futuro del país?

–Algunos días me levanto optimista y otros me levanto pesimista. Creo que este país tiene un potencial tremendo, pero pienso también que no llegamos a explotarlo, comenzando por Itaipú y Yacyretá que no explotamos como deberíamos y no llegamos a recibir lo que deberíamos.

–¿Qué falta para aprovechar ese potencial?

–Creo que falta mayor formación para que la gente joven pueda tener acceso a fuentes de trabajo porque el problema no es que no hay gente que quiera trabajar, sino que falta capacitación; creo también que no es que el paraguayo no tenga dinero para invertir en su país y que se necesite tanto capital extranjero, sino que no hay tanta confianza para poner todos los huevos en la misma canasta y dejar todo el dinero en el país, y creo que es por los niveles de corrupción que venimos arrastrando desde hace muchos gobiernos.

 

Por Miguela Lombardo: http://www.ultimahora.com/no-se-logra-ser-reconocido-el-mercado-un-dia-el-otro-n797699.html