“Empecé sin tener nada y ahora le debo todo al oficio de ser modista”

Entrevistas

   Domingo, 30 de Marzo de 2014

Más de 35 años en la profesión de modista de alta costura le han permitido a Roquelina Villagra, consolidarse en el mercado, con un nombre más que recomendado por las clientas. Al ingresar a su atelier, uno puede sorprenderse con miles de fotografías, colocadas en forma de collage, donde uno puede observar su marca propia en cada diseño de ensueño. A sus 58 años, la profesional se siente plena y recuerda entusiasmada cómo fue logrando cada uno de sus propósitos.

-¿Cómo te iniciaste en el rubro de la confección; de quién heredaste tu talento?

-Desde jovencita empecé a trabajar en el rubro de la confección, mi tía, la hermana de mi madre, era costurera y yo le ayudaba siempre, me gustaba mucho este oficio. Me recibí en Piribebuy de profesora de corte y confección, tenía 17 años cuando eso. Tras obtener mi título, tuve que trabajar de varias cosas que no tenían que ver con la costura, para ayudar a mi madre y a mi hermano. Yo crecí con mamá, que era soltera; se dedicaba a la cocina, mucho le debo a ella, que fue todo para ya que no llegue a conocer a mi padre; éramos solo tres, mi madre, mi hermano y yo. Después, ya aquí en Asunción, trabajé durante 14 años en una casa de moda, lo que me permitió adquirir experiencia y luego independizarme.

-¿Cómo se dieron las cosas para que te puedas independizar y pensar en tu propio atelier?

-Bueno, más o menos a los 30 años, cuando ya me casé y le tuve a mi hijo, decidí salir de la casa de moda donde trabajaba e independizarme de a poco; recuerdo que los primeros meses tenía que recorrer las casas, con un bolsoncito; me iba a medir y buscar trabajo en las casas de mis conocidas y hacerme de referencias. Comencé en mi casa particular y más tarde me prestaron una casa para poder atender a la demanda de clientas que tenía. Cuando empecé no tenía nada de capital, fue muy difícil, muchas veces tuve que costear todo, hasta las telas de los vestidos que me pedían, además cuando empecé a tener ayudantes recuerdo que hasta las pocas joyitas que tenía tuve que empeñar para no fallar con los salarios, ya que eso era sagrado, no podía fallar, y así empecé sin pedir ayuda, todo a pulmón como se dice.

-¿Cuál fue tu inspiración todos estos años, para mantenerte firme ante todas estás adversidades?

-Si uno quiere puede, es lo que siempre digo yo; yo no tenía capital, ni una persona o una financiera que me ayude; puedo decir que ni el viento era mío, pero las ganas de querer ser alguien de bien, útil, el cumplir mis sueños, ayudar a mi madre, quien fue mi inspiración, es lo que me da fuerzas. Además, mi trabajo me apasiona, cada clienta que viene para es importante, entenderle y terminar el trabajo con satisfacción. Ahora, especialmente, lo que me mantiene firme y siempre con ganas de ser mejor es el personal que me acompaña, ya que la mayoría son mujeres trabajadoras, madres solteras a quienes no les puedo fallar.

-¿Cuál es el secreto de la marca Roquelina Villagra?

- Creo que la responsabilidad, es fundamental en este trabajo de la confección, cumplir con lo que se le dice a la clienta, ser sincera en lo que hacemos siempre. Por otro lado, el empeño, las ganas que uno pone en su trabajo, es lo que se nota en cada terminación. Entregar a tiempo, cumplir los horarios. La verdad que soy muy perfeccionista en lo que hago, yo misma atiendo a todas mis clientes, les tomo las medidas, les pruebo los vestidos, hago los cortes, es un trabajo que aún no delego a nadie.

-¿Cómo ves el mercado de la confección en Paraguay?

-Creo que la mano de obra en lo que corresponde a la confección puede escasear y es muy difícil de conseguir. No obstante, veo que hay muchos profesionales buenos en la confección. En un momento me preocupaba mucho que los jóvenes ya no quieran estudiar corte y confección, pero les digo que es un oficio que te permite vivir tranquilamente, podés obtener lo que soñás, como una casa, un negocio propio, un atelier; lográs lo que te proponés, hay mucho mercado aún, hay mucho trabajo, muchas veces hasta rechazo el trabajo; estoy en este momento formando a jóvenes en este oficio en mi taller.

-¿Alguna anécdota que recordás?

-Sí, tengo una anécdota que me marcó. Una clienta que se iba a casar nos encargó su vestido, pero no sé cómo, anotamos mal su fecha de casamiento, lo que ocasionó horas de tensión para nosotras. La novia una sola vez vino a probarse, después nunca más nos visitó, lo que nos extrañó mucho. Después, el mismo día de su boda, nos llama su madre para preguntar por el vestido, lo que fue una sorpresa para nosotros, que no habíamos terminado aún de coserlo. La novia, desesperada, llorando, y nosotras tuvimos que cerrar el atelier, le prometí que ese día sí o sí terminábamos el vestido; por suerte en menos de ocho horas, entre cinco personas pudimos terminar y entregarlo, incluso mucho antes de la ceremonia; fue un desafío, yo misma ese día vestí a la novia.

-¿Algún consejo para las emprendedoras?

- Le digo a la gente que tiene que soñar para poder alcanzar su meta; hoy día yo tengo más de lo que pensé, no me imaginé todo el éxito que tengo, por mi historia misma, mi familia muy humilde, pero así nunca necesité pedir a nadie nada, ni al Gobierno, con sacrificio y trabajo uno obtiene todo en la vida. Veo que mucha gente espera siempre que todo esté servido, yo pienso lo contrario, si uno quiere, puede, no importa de qué escuela o de qué lugar provenga.

 

Por: Elisa Alvariza

Fuente: http://www.ultimahora.com/empece-tener-nada-y-ahora-le-debo-todo-al-oficio-ser-modista-n781858.html